jueves, 25 de enero de 2018

VENTAS A DOMICILIO DE DEPURADORAS DE AGUA




En nuestra constante labor de comunicación con la ciudadanía, recientemente hemos recibido demandas de información referidas a la actividad de venta a domicilio de equipos de depuración de agua de uso doméstico.

Éste es el motivo que nos ha llevado a publicar esta entrada.

Dejamos claro de inicio que los artículos a la venta no presentan en principio ninguna anomalía o circunstancia que pueda generar algún tipo de daño a las personas y que su venta es libre respetando las normas vigentes en materia de regulación comercial. No hablamos, por tanto, de ningún tipo de anomalía en materia de comercialización de artículos de potabilización o de tratamiento de aguas, que es totalmente legal; sino de los medios que pueden ser utilizados para conseguir su compra.

Al igual que otro tipo de actividades a domicilio, es preciso tomar ciertas cautelas antes de decidir sobre su compra o sobre la realización de los servicios que nos ofrezcan, para evitar ser víctimas de una información deficiente o engañados.

MODUS OPERANDI

La captación de posibles clientes o compradores de los equipos de depuración se hace mediante llamadas telefónicas a través de un call center. Se conciertan así visitas domiciliarias para fechas posteriores y, según nos han comunicado personas que las han recibido, en estas llamadas dicen ser empresas dedicadas al suministro y/o potabilización de aguas. De hecho, son estas llamadas las que han generado las consultas a esta Policía Local.

Una vez concertadas las visitas domiciliarias, se presenta el agente comercial, el cual como tarjeta de visita regala una boquilla de grifo presentada como economizador de agua, ya que efectivamente reduce el volumen de agua saliente.

Hasta ese momento no ha destapado su intención de realizar ningún tipo de venta.

Realiza las comprobaciones oportunas para comprobar ante el usuario que efectivamente la boquilla regalada es eficaz como forma de reducir el consumo.

Ganada la confianza del posible comprador, a continuación le ofrece la realización de una prueba de análisis del agua mediante medición del total disuelto sólido, parámetro que se mide tras practicar una electrolisis, proceso de descomposición química del agua, aplicando corriente eléctrica desde dos electrodos.



 

El agua empieza a cambiar progresivamente de apariencia hasta llegar a un punto de oscurecimiento realmente desagradable, presentando el comercial al posible comprador esta imagen como prueba de la mejorable salubridad del agua. A efectos de comparación el vendedor lleva una botella de agua, según él agua pura, aunque no presente ningún tipo de precinto o etiqueta con garantías al respecto y somete a electrolisis los dos tipos de agua. A ojos del posible cliente el agua del grifo se va oscureciendo por momentos y tomando una apariencia de suciedad, que no es otra cosa que el resultado visible de la reacción química inducida por la electrolisis en los elementos químicos del agua. En este sentido, es preciso indicar que un agua potable y saludable puede llevar elementos minerales en disolución, elementos que pueden formar parte de una dieta sana y equilibrada, y cuya carencia puede generar patologías o trastornos fisiológicos. Es por ello por lo que esta prueba no está demostrado que sea por si solo un indicador fiable de la salubridad del agua; y es aquí donde puede residir el engaño al que se lleva al posible cliente, creándola la falsa creencia de que el agua necesita algún tipo de depuración adicional a la que se somete por la empresa pública de suministro, debido a su apariencia y al resultado de la medición que se efectúa.


Es preciso decir que el agua potable tiene varios usos, no solo el de consumo humano, y quizá para algunos, como la limpieza de determinados materiales, puede ser conveniente la aplicación de agua sometida a determinados tratamientos, pero para consumo humano el agua corriente está sometida a los tratamientos higiénico sanitarios obligatorios conforme a la normativa vigente en la materia. 

Siguiendo con el modus operandi en este tipo de venta, una vez el agua ha tomado esta apariencia, se hace una medición de TDS (total disuelto sólido), uno de los parámetros de los que se utiliza para verificar el estado de calidad de las aguas, con un instrumento, como el que aparece en la siguiente fotografía, junto a los electrodos de electrolisis. 


Los resultados de las mediciones en el agua del grifo y en el agua que trae el vendedor son claramente diferentes, y el índice de TDS del agua del grifo es notoriamente superior.

A la vista de estos resultados tanto visuales como de medición, se crea el convencimiento en el cliente de la necesidad o conveniencia de depurar el agua del grifo y a partir de ahí se inicia el proceso de venta, presentando los descalcificadores y máquinas de ósmosis a precios, según catálogo presentado, superiores a 1.000 euros.

Si comparamos el proceso de análisis del agua de consumo público, el agua del grifo, que realiza la empresa pública de suministro de agua potable y la realizada por el comercial de este tipo de artículos, las diferencias son notorias. 

El servicio público de abastecimiento de aguas garantiza que el agua potable suministrada cumple con las condiciones y características de potabilidad exigidas por la normativa autonómica, estatal y europea vigentes, y que se realizan análisis sistemáticos en la red de distribución, validados por la autoridad sanitaria y a disposición del público.

En cambio, en el procedimiento citado más arriba no se sigue ningún protocolo con validez oficial, no se utilizan instrumentos de medida con certificado oficial de homologación y calibración, ni tampoco la persona que los realiza presente ningún tipo de acreditación técnico profesional que lo capacite para la práctica de estos "análisis de salubridad del agua".

Por consiguiente, no podemos concluir que estas pruebas que se realizan para motivar la adquisición de equipos de depuración de aguas tengan validez y ofrezcan las suficientes garantías.

Este es el quid de la cuestión. No es la venta en sí la que no ofrezca garantías, sino la forma de hacerse. Cada persona es libre de comprar o no los artículos de consumo que considere convenientes,  sean equipos de depuración de aguas o cualquier otro bien de consumo, pero no es una buena práctica comercial ofrecer a la venta artículos basándose en una información sin validez oficial, como en este caso lo serían, las pruebas de análisis de salubridad del agua sin ningún tipo de garantía oficial ni en los procedimientos empleados, ni en el instrumental empleado ni en la habilitación técnico profesional de la persona que los realiza, ni, en definitiva, en los resultados obtenidos.


NUESTROS CONSEJOS 

En consecuencia, reiteramos nuestros consejos siempre en materia de servicios a domicilio.

1.- No facilite la entrada a su domicilio a personas desconocidas.

2.- Exija siempre acreditación a los representantes de servicios técnicos y confírmela telefónicamente, antes de facilitar la entreda o de empezar cualquier tipo de actividad en el interior de su vivienda.

3.- Llame, preferentemente antes de abrir a desconocidos, a la Policía Local (954846320) o a la Guardia Civil (954847019), y recibirá la atención y asistencia que necesite.  

4.- En este caso concreto, de ofrecimiento de equipos de depuración de agua domésticos, consulte  y asesórese antes con su servicio público de agua potable (954847055).





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